La luz azul, el nuevo enemigo de la piel

La luz azul, el nuevo enemigo de la piel
Parabotica
Escrito por: Parabotica
El: 10/04/2019
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El sol tiene una doble cara. Por un lado, es fuente de vida. Gracias a él existe la vida en nuestro planeta tal y como la conocemos y nuestro organismo se beneficia de pequeñas dosis de radiación solar. Pero una exposición prolongada puede tener efectos nocivos para la piel. Esta es su cara negativa.
 
¿Cuáles son las diferentes radiaciones solares que alcanzan nuestra piel? ¿Cómo nos afectan? Y, lo más importante, ¿qué podemos hacer para protegernos de ellas?
Sabemos que la luz solar contiene rayos de luz visible (VIS) y rayos de luz invisible. La luz visible emitida por el sol está compuesta por una serie de rayos de luz de diferentes colores: rojo, naranja, amarillo, verde y azul, protagonista de este artículo. La luz invisible comprende un amplio espectro que va desde los rayos ultravioletas (UVA, UVB y UVC) a los infrarrojos (IR).
Nuestro cuerpo aprovecha la luz visible que proviene del sol para regular los ciclos naturales de sueño, fundamentales para nuestra salud. Mientras que la luz invisible, en concreto los rayos ultravioletas, se aprovecha en el tratamiento de afecciones de la piel como el vitíligo y la psoriasis. Los infrarrojos, por su parte, se emplean de forma complementaria en tratamientos en los que se utiliza el calor y el frío desde el punto de vista terapéutico, como la obesidad y la celulitis.

¿Cómo nos afectan negativamente?
La energía que desprende la radiación ultravioleta (UVA y UVB) y la infrarroja es la responsable, en gran medida, de la aparición de manchas, quemaduras, del envejecimiento prematuro, de los daños en el ADN de las células de la piel e incluso de la formación de melanoma.

Por su parte, dentro de la luz visible existe un espectro conocido como luz azul (radiación HEV: High Energy Visible) del que en los últimos años empezamos a conocer más detalles. Sabíamos que existe la luz azul natural que proviene del sol, y la artificial, que emiten los dispositivos electrónicos como móviles, ordenadores, luces LED y que está detrás del síndrome de fatiga visual. Además, sabemos que el uso de estos dispositivos por la noche repercute directamente en un incremento de la probabilidad de sufrir insomnio ya que la luz azul que proviene de estos aparatos electrónicos inhibe la secreción de melatonina (una hormona que normalmente se sintetiza por la noche y favorece la conciliación del sueño).
Pero otro aspecto nocivo de la luz azul que se ha podido contrastar y al que no se le otorga la relevancia que merece, es el hecho de que también puede tener consecuencias negativas para la piel. En concreto, puede provocar la aparición de manchas y arrugas, la pérdida de firmeza y elasticidad y acelerar el fotoenvejecimiento.
 
¿Cómo podemos protegernos?
La piel dispone de mecanismos de defensa naturales para absorber y neutralizar esta radiación, pero una exposición excesiva puede desbordar estas defensas.
Asimismo, debemos ser conscientes de que no todos los filtros empleados en los fotoprotectores son capaces de protegernos de este enemigo para la piel. Hasta ahora solo la hemos protegido frente a la radiación ultravioleta y la infrarroja.
Gracias a la investigación de los laboratorios más punteros se han desarrollado fotoprotectores con filtros diseñados específicamente para defendernos de la luz azul. Estos productos están concebidos para todos los ámbitos, pero especialmente para quienes mantienen un estilo de vida urbano, para el día a día en la ciudad, donde nos exponemos en la calle a la luz azul que proviene del sol y también a la generada en la oficina (ordenadores) y en casa (móvil, tablets…). Introducirlos en nuestra rutina de cuidados es fundamental para proteger nuestra piel y promover su salud y belleza.

Sin embargo, no debemos bajar la guardia. La Asociación Española contra el Cáncer publicó un estudio que recoge un dato preocupante: cerca del 80% de la población considera que solo está expuesta al sol durante las vacaciones y los fines de semana y no entre semana al aire libre.

La labor investigadora, divulgativa y de concienciación sigue siendo necesaria, pues, para reducir el peligro que el sol supone para nuestra piel y nuestra salud.
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