Limpieza facial, el paso imprescindible de una rutina de cuidado
Escrito por: Parabotica
El: 14/12/2020
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¿Cuántas veces ha llegado un cliente a tu farmacia pidiéndote consejo para que le recomendaras un protocolo personalizado? Y de todas esas ocasiones, ¿cuántas veces has incluido un limpiador facial? Este es el paso que no puede faltar en cualquier rutina. Podemos recomendarle un gel facial, un crema-gel o una crema según su tipo de piel; podemos, por ejemplo, aconsejarle un antioxidante, un reafirmante o un antiarrugas según las necesidades de su piel, pero siempre, siempre, debemos incluir en toda rutina un limpiador del rostro.
La siguiente cuestión es obvia: ¿qué tipo de limpiador recomendaremos? Elegiremos aquél que mejor se adecúe tanto a su tipo de piel como a sus necesidades del día a día. Por ejemplo, alguien que nunca se maquille no va a necesitar un desmaquillador de ojos y labios…
Limpieza facial
¿Por qué la limpieza facial es el paso imprescindible de cualquier rutina de cuidado? Cuando eliminamos las impurezas y suciedad que se acumulan en la superficie del rostro a lo largo del día, la piel es capaz de absorber mejor el resto de productos que forman parte de nuestra rutina de belleza y, de este modo, aprovechar mejor sus beneficios.
Además, a largo plazo, la limpieza de la piel contribuye a retrasar la aparición de los signos del envejecimiento. Pero para lograrlo, debemos ser constantes. La limpieza facial debe hacerse dos veces al día; una por la mañana al levantarnos y otra por la noche antes de ir a la cama. Este paso debe convertirse en una rutina diaria automática, como lavarse los dientes después de comer. Es importante que recalques esto a tus clientes.
Rutina de limpieza facial
Un protocolo de limpieza del rostro debe contar con estos tres pasos: desmaquillado, limpieza y tonificación, siempre con dermocosméticos adecuados para cada piel. El cuarto paso es la exfoliación, pero éste solo lo haremos una vez a la semana como norma habitual.
Si somos capaces de inculcar la necesidad de seguir una rutina de limpieza facial diaria en nuestros clientes, estos verán los resultados tanto a corto como a largo plazo y nos lo agradecerán.
La siguiente cuestión es obvia: ¿qué tipo de limpiador recomendaremos? Elegiremos aquél que mejor se adecúe tanto a su tipo de piel como a sus necesidades del día a día. Por ejemplo, alguien que nunca se maquille no va a necesitar un desmaquillador de ojos y labios…
Limpieza facial
¿Por qué la limpieza facial es el paso imprescindible de cualquier rutina de cuidado? Cuando eliminamos las impurezas y suciedad que se acumulan en la superficie del rostro a lo largo del día, la piel es capaz de absorber mejor el resto de productos que forman parte de nuestra rutina de belleza y, de este modo, aprovechar mejor sus beneficios.
Además, a largo plazo, la limpieza de la piel contribuye a retrasar la aparición de los signos del envejecimiento. Pero para lograrlo, debemos ser constantes. La limpieza facial debe hacerse dos veces al día; una por la mañana al levantarnos y otra por la noche antes de ir a la cama. Este paso debe convertirse en una rutina diaria automática, como lavarse los dientes después de comer. Es importante que recalques esto a tus clientes.
Rutina de limpieza facial
Un protocolo de limpieza del rostro debe contar con estos tres pasos: desmaquillado, limpieza y tonificación, siempre con dermocosméticos adecuados para cada piel. El cuarto paso es la exfoliación, pero éste solo lo haremos una vez a la semana como norma habitual.
- Para desmaquillar de forma suave y eficaz el maquillaje de ojos y labios, incluso aquel maquillaje resistente al agua o de larga duración, recurriremos a un desmaquillador de ojos y labios específico.
- Para la limpieza facial, el producto habitual es el agua micelar. Su textura líquida la hace ideal para todo tipo de pieles, incluso las sensibles y reactivas. Esto último dependerá de sus ingredientes, que en este caso deberán ser respetuosos con la piel (extracto de algodón nórdico, ramnosa, etc.). En ocasiones limpiamos el rostro con prisas, bruscamente. El extracto de algodón nórdico es perfecto para calmar la piel en estos casos en que la agredimos involuntariamente. Este activo se extrae de plantas cuyo hábitat se caracteriza por los cambios de temperatura drásticos que les exigen adaptarse para poder sobrevivir. Estas plantas segregan una sustancia para protegerse de estos cambios de temperatura y que se aprovecha para formular los limpiadores faciales respetuosos con la piel.Otra opción es la leche limpiadora. No solo va a limpiar la piel, también la hidratará.
- La exfoliación es un paso que no debemos realizar todos los días, sino una vez a la semana. Este paso suele preceder a la tonificación. Así, estimularemos la renovación de la piel, que de forma natural se da cada 28 días. Para una exfoliación suave pero eficaz, es importante elegir un gel exfoliante formulado con activos calmantes como el extracto de algodón nórdico e ingredientes como las microesferas de jojoba, capaces de eliminar las células muertas y de hidratar la piel. Nuestra piel quedará suave y libre de impurezas.
- El siguiente paso es la tonificación. Con cada limpieza eliminamos parte de la flora cutánea, vital para la salud de la piel. Al tonificar ayudaremos a restaurar esta flora. Para ello debemos emplear un tónico purificante que contenga prebióticos.
Si somos capaces de inculcar la necesidad de seguir una rutina de limpieza facial diaria en nuestros clientes, estos verán los resultados tanto a corto como a largo plazo y nos lo agradecerán.
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