Cómo cuidar las pieles con rojeces

Cómo cuidar las pieles con rojeces
Parabotica
Escrito por: Parabotica
El: 10/02/2020
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Las rojeces del rostro son uno de los problemas de la piel más extendidos, sobre todo entre las mujeres de piel clara y sensible.

Cuando vemos un rostro con rojeces automáticamente solemos pensar en rosácea. Sin embargo, sufrir irritaciones faciales no es sinónimo de padecer este problema de la piel. Pueden surgir de forma natural por el frío en invierno, por ciertas emociones, consumo habitual de alcohol, etc. En estos casos debemos hablar de enrojecimiento facial o una pequeña sensibilidad cutánea, pero si este enrojecimiento se vuelve persistente hablamos de rosácea.
 
Causas
Aunque se desconoce la causa que provoca la aparición de la rosácea, pero hay factores que pueden desencadenarla o agravarla.
  • Factores externos: radiación UV, contaminación, clima extremo, viento, alcohol, café, tabaco, comidas picantes, pequeños traumatismos, productos químicos irritantes, determinados medicamentos, etc.
  • Factores internos: estrés, emociones intensas, enfermedades como la hipertensión y la diabetes, cambios hormonales, etc.
 
Síntomas
Una de las consecuencias de tener rosácea y no controlarla es la antiestética cuperosis. Cuando los capilares sanguíneos que irrigan la piel de las mejillas, la nariz y el mentón son frágiles y poco elásticos, tienden a dilatarse e inflamarse. Como consecuencia aparecen unas rojeces en la superficie de la piel.

Sin embargo, esta rojez va acompañada de los siguientes síntomas como el ardor y el picor. Los capilares, cada vez más dilatados, se vuelven visibles a simple vista y las rojeces pueden cronificarse, volverse permanentes. En este caso, podemos hablar de rosácea.
 
Otro de los síntomas más comunes es la aparición de telangiectasia: pequeñas venas rojas ramificadas en forma de tela de araña, visibles a través de la piel. En este caso, ya podemos hablar de rosácea con cuperosis.
Puede haber diferentes grados de rosácea:
  1. Eritrosis: una rojez difusa pero permanente que normalmente se localiza en las mejillas.
  2. Rosácea eritematotelangiectásica (ETE): capilares sanguíneos marcados que aparecen por el empeoramiento de la eritrosis. Cursa con picor y ardor.
  3. Rosácea papulopustulosa: granos rojizos que pueden llegar a inflamarse e infectarse por Demodex folliculorum. 
A quién afecta
La rosácea con cuperosis es más frecuente en las personas, sobre todo mujeres, de piel fina, sensible y clara (fototipos I y II). Este tipo de piel suele ser más reactiva y enrojece de manera natural con facilidad.
 
Control
La mejor forma de controlarla es evitando los factores que la desencadenan. Algunos, como el factor hereditario, son inevitables, pero sí podemos dejar de tomar alcohol, bebidas muy calientes, dejar de fumar, abrigarnos adecuadamente y protegernos del sol, del frío, del viento, adoptar una alimentación saludable basada en frutas y verduras rica en antioxidantes y vitaminas.
 
Cuidados
El primer consejo para cuidarnos es acudir a la consulta de tu dermatólogo. Este problema cutáneo no puede dejarse sin tratar.

El dermatólogo podría prescribir un tratamiento farmacológico basado en antibióticos tópicos (cremas, emulsiones, etc.) o antibióticos orales, o bien recomendarnos un tratamiento con láser para las rojeces permanentes.

En la farmacia también podemos ayudar a los pacientes de rosácea y cuperosis recomendándoles una rutina de cuidado que incluya dermocosméticos formulados específicamente para mejorar el estado de este tipo de pieles. Para estos casos, debemos fijarnos en que los activos que incorpore sean los más adecuados para tratar cada uno de los síntomas de la rosácea con cuperosis.

Eritema 
Para el eritema necesitamos activos antiinflamatorios, que disminuyan los factores de la inflamación y por lo tanto espacien los brotes o disminuyan su intensidad. Ej: Dextrano, ramnosa, pantenol.
 
Ardor y picor
En este caso, la piel requiere activos capaces de calmar el prurito en la piel para evitar el rascado y por lo tanto el empeoramiento de la piel. Así no seguimos alterando la barrera cutánea.
La calidad de vida del paciente mejora dado que aumenta el confort en la piel. Algunos activos recomendados: bisabolol, polidocanol, alantoína, urtica dioica, activos vectorizados, avena, meliloto…
 
Telangiectasia
Para minimizar la telangiectasia recurriremos a principios activos vasoconstrictores capaces de aumentar la resistencia de los capilares. Ejemplos de activos: Ruscus aculeatus, cafeína y extracto de Chlorella vulgaris.
 
Evitar la infección
Necesitaremos activos que protejan y equilibren la flora cutánea para evitar la formación de pápulas y pústulas, como la microplata y los prebióticos.
La combinación de activos con estas características logra hidratar, proteger y calmar la piel. Para ello descongestionan y mejoran la microcirculación, reduciendo las rojeces localizadas o difusas y los pequeños vasos visibles. Además, para neutralizar el tono rojizo de la piel se emplean pigmentos correctores de color verde, que contrastan y anulan el rojo.
 
Esa rutina de cuidado para pieles con rosácea y cuperosis debe empezar con una limpieza (dos veces al día) con limpiadores suaves, que no sean agresivos con la piel.

Los exfoliantes y peelings químicos están desaconsejados ya que podrían irritar aún más la piel. Otro producto indispensable en esta rutina es un buen protector solar que bloquee la radiación solar y que emplearemos durante todo el año.

Si damos estos consejos y recomendamos una buena rutina de cuidado, personalizada y con productos específicos, ayudaremos a nuestros clientes a controlarla o a mejorarla.
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