Cómo cuidar las pieles sensibles y reactivas
Escrito por: Parabotica
El: 17/12/2019
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La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y también el único expuesto al medio ambiente. Es el más vulnerable. Cualquier factor ambiental puede afectarle de forma directa.
El estilo de vida, la contaminación y muchos otros factores influyen en que una piel sea sensible o reactiva. Pero, ¿cómo es este tipo de pieles? ¿cómo podemos identificarlas?
Lo primero que debemos hacer es acudir a un profesional experto para que nos ayude a identificar nuestro tipo de piel y sus necesidades. Si corremos el riesgo de probar productos por nuestra cuenta, sin este asesoramiento, nos exponemos a que resulten demasiado agresivos y empeoren el problema.
Características de la piel sensible
La piel sensible se caracteriza por ser muy fina, de apariencia frágil y delicada. Es una piel con tendencia a la cuperosis (enrojecimientos frecuentes) y su textura es poco uniforme; suele presentar arrugas prematuras.
En este tipo de piel, la barrera cutánea no protege adecuadamente. La piel se muestra mucho más delicada y deshidratada de lo habitual. Esto ocurre en cualquier tipo de piel: grasa, seca, mixta o madura, y puede aparecer a cualquier edad, desde la infancia hasta en adultos y aparecer súbitamente o bien empeorar con el paso del tiempo.
Tipos de pieles sensibles
La piel puede volverse sensible en cualquier momento debido a factores que pueden sensibilizarla:
Factores internos
Factores externos
Cómo cuidar las pieles sensibles
Veamos qué pasos debemos seguir para cuidar las pieles sensibles. En todo caso, los productos que incluyamos en nuestra rutina deben estar formulados sin excesivos ingredientes. Éstos, además, tienen que ser respetuosos con este tipo de piel.
Una rutina estándar empezaría por la limpieza, fundamental, hidratación y protección.
Limpieza
Utiliza productos tipo syndet (sin detergentes agresivos) para limpiar la piel de forma respetuosa sin eliminar la barrera protectora ni alterar su pH.
La ducha es preferible al baño y el agua tibia a la caliente.
Para la limpieza facial, optaremos por aguas micelares específicas para pieles sensibles y reactivas formuladas con activos como el extracto de algodón, ideal para estos casos.
Hidratación
En las pieles sensibles, la barrera cutánea está dañada y pierde agua con facilidad. Como consecuencia, la piel se reseca, se debilita y se vuelve aún más sensible.
Necesitamos aportar hidratación con activos que, además, ayuden a fortalecer la barrera protectora cutánea y alivien el picor y las rojeces.
Procuraremos elegir productos dermocosméticos de textura ligera, formulados con activos hidratantes, reestructurantes y calmantes que están presentes naturalmente en la piel como las ceramidas, la loricrina o el ácido hialurónico.
Una rutina ideal incluiría tanto un producto de choque, como Hydra S.O.S. Mascarilla Noche, como otro de continuación como Hydra S.O.S. Sérum. Ambos incorporan un Complejo hidratante 72, ácido hialurónico de alto y bajo peso molecular para hidratar en la superficie de la piel y en profundidad y otros activos específicos.
Protección
La protección solar es imprescindible en cualquier tipo de piel, pero si hablamos de pieles delicadas, aún lo es más.
Una piel sensible hay que protegerla del sol SIEMPRE. En verano y en invierno. Incluso aunque no vayas a tomar el sol; simplemente al salir a la calle ya te estás exponiendo a la radiación solar.
Si vas a exponerte al sol, por ejemplo, en las vacaciones en la playa, hazlo siempre de forma progresiva. Evita las horas centrales del día y utiliza cremas solares con alto factor de protección y protecciones físicas como sombrillas, sombreros, etc.
Tratamientos semanales
Para exfoliar la piel, evita los exfoliantes químicos (con hidroxiácidos) y físicos. En su lugar, elige exfoliantes enzimáticos que i son menos agresivos. Es aconsejable exfoliar cada dos semanas.
Las mascarillas calmantes son muy recomendables para las pieles sensibles. Puedes emplearlas un par de veces por semana.
Consejos generales
Evita:
Si consigues seguir todos estos consejos estarás ayudando a tu piel sensible. Notarás su mejoría y evitarás gran parte de las molestias que suele causar.
El estilo de vida, la contaminación y muchos otros factores influyen en que una piel sea sensible o reactiva. Pero, ¿cómo es este tipo de pieles? ¿cómo podemos identificarlas?
Lo primero que debemos hacer es acudir a un profesional experto para que nos ayude a identificar nuestro tipo de piel y sus necesidades. Si corremos el riesgo de probar productos por nuestra cuenta, sin este asesoramiento, nos exponemos a que resulten demasiado agresivos y empeoren el problema.
Características de la piel sensible
La piel sensible se caracteriza por ser muy fina, de apariencia frágil y delicada. Es una piel con tendencia a la cuperosis (enrojecimientos frecuentes) y su textura es poco uniforme; suele presentar arrugas prematuras.
En este tipo de piel, la barrera cutánea no protege adecuadamente. La piel se muestra mucho más delicada y deshidratada de lo habitual. Esto ocurre en cualquier tipo de piel: grasa, seca, mixta o madura, y puede aparecer a cualquier edad, desde la infancia hasta en adultos y aparecer súbitamente o bien empeorar con el paso del tiempo.
Tipos de pieles sensibles
- Piel sensible natural: es fina, clara, seca, se descama y enrojece fácilmente. La piel reacciona de forma exagerada a factores externos como el viento, el frío, productos de limpieza o cosméticos agresivos, etc.
- Piel sensible reactiva o sensibilizada: suele reaccionar tras la aplicación de productos de higiene de uso diario inadecuados que pueden llegar a causar alergia y la aparición de eccemas y urticaria.
- Piel ocasionalmente sensible: determinadas afecciones de la piel como la rosácea, el acné o la dermatitis seborreica pueden activar la extrema sensibilidad de la piel de forma temporal.
La piel puede volverse sensible en cualquier momento debido a factores que pueden sensibilizarla:
Factores internos
- Suciedad e impurezas en la superficie de la piel
- Día: para que la piel pueda cumplir su función de barrera protectora debe estar limpia y sin toxinas e impurezas. De lo contrario, estos restos de suciedad quedarán atrapados en la piel y aumentarán su sensibilidad.
- Noche: por la noche la piel es más permeable que durante el día, y, por tanto, más propensa a irritarse, pero también aprovecha para regenerarse. Es el momento de desintoxicarla y potenciar esa regeneración.
Factores externos
- Maquillaje. El maquillaje puede dañar la piel si no lo retiramos adecuadamente. La piel, asfixiada bajo los restos de suciedad y maquillaje, deja de funcionar con normalidad. Se vuelve sensible.
- Contaminación. Nuestra piel está continuamente expuesta a la contaminación generada por el tráfico, el polvo, el humo… Estos agentes contaminantes dañan nuestra piel y la hacen más sensible y vulnerable.
Cómo cuidar las pieles sensibles
Veamos qué pasos debemos seguir para cuidar las pieles sensibles. En todo caso, los productos que incluyamos en nuestra rutina deben estar formulados sin excesivos ingredientes. Éstos, además, tienen que ser respetuosos con este tipo de piel.
Una rutina estándar empezaría por la limpieza, fundamental, hidratación y protección.
Limpieza
Utiliza productos tipo syndet (sin detergentes agresivos) para limpiar la piel de forma respetuosa sin eliminar la barrera protectora ni alterar su pH.
La ducha es preferible al baño y el agua tibia a la caliente.
Para la limpieza facial, optaremos por aguas micelares específicas para pieles sensibles y reactivas formuladas con activos como el extracto de algodón, ideal para estos casos.
Hidratación
En las pieles sensibles, la barrera cutánea está dañada y pierde agua con facilidad. Como consecuencia, la piel se reseca, se debilita y se vuelve aún más sensible.
Necesitamos aportar hidratación con activos que, además, ayuden a fortalecer la barrera protectora cutánea y alivien el picor y las rojeces.
Procuraremos elegir productos dermocosméticos de textura ligera, formulados con activos hidratantes, reestructurantes y calmantes que están presentes naturalmente en la piel como las ceramidas, la loricrina o el ácido hialurónico.
Una rutina ideal incluiría tanto un producto de choque, como Hydra S.O.S. Mascarilla Noche, como otro de continuación como Hydra S.O.S. Sérum. Ambos incorporan un Complejo hidratante 72, ácido hialurónico de alto y bajo peso molecular para hidratar en la superficie de la piel y en profundidad y otros activos específicos.
Protección
La protección solar es imprescindible en cualquier tipo de piel, pero si hablamos de pieles delicadas, aún lo es más.
Una piel sensible hay que protegerla del sol SIEMPRE. En verano y en invierno. Incluso aunque no vayas a tomar el sol; simplemente al salir a la calle ya te estás exponiendo a la radiación solar.
Si vas a exponerte al sol, por ejemplo, en las vacaciones en la playa, hazlo siempre de forma progresiva. Evita las horas centrales del día y utiliza cremas solares con alto factor de protección y protecciones físicas como sombrillas, sombreros, etc.
Tratamientos semanales
Para exfoliar la piel, evita los exfoliantes químicos (con hidroxiácidos) y físicos. En su lugar, elige exfoliantes enzimáticos que i son menos agresivos. Es aconsejable exfoliar cada dos semanas.
Las mascarillas calmantes son muy recomendables para las pieles sensibles. Puedes emplearlas un par de veces por semana.
Consejos generales
Evita:
- El agua muy caliente en la ducha o el baño. Las altas temperaturas dañan la piel sensible y producen más enrojecimiento.
- Los cambios bruscos de temperatura pueden irritar la piel sensible.
- Los cosméticos con activos irritantes: AHA, retinol, perfumes, alcohol…
- Tejidos sintéticos y confeccionadas con lana, ya que pueden provocar reacciones. Elige prendas con otros tejidos como el algodón.
- Los alimentos picantes, que activan la circulación y empeoran la sensibilidad de la piel.
- El tabaco y el alcohol.
- Estados nerviosos, como el estrés o la ansiedad, que acaban por afectar a la piel.
Si consigues seguir todos estos consejos estarás ayudando a tu piel sensible. Notarás su mejoría y evitarás gran parte de las molestias que suele causar.
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