Cómo cuidar cada tipo de piel: seca, grasa, mixta, sensible…

¿Verdad que las consultas que recibes en la farmacia sobre el cuidado de la piel normalmente se centran en arrugas, las manchas, la flacidez, es decir, en los signos de la edad?

Antes de recomendar un tratamiento para estas consultas hay un aspecto muy importante que debes tener en cuenta para que los productos que prescribas sean realmente eficaces: adaptar los activos y las rutinas de cuidado a cada tipo de piel.

Es fundamental conocer cuáles son las características, necesidades y cuidados necesarios para para cada piel.

Cuidados para cada tipo de piel
En general, tus clientes tendrán una piel seca, grasa, mixta o sensible. ¿Cómo cuidar cada tipo de piel?

Piel seca
La piel seca suele ser el resultado de la pérdida de hidratación que puede darse por varios factores: radiación solar, contaminación, consumo de tabaco, etc. Es frecuente que venga con una sensación de tirantez, un tacto áspero, tono mate, apagado y más arrugas de lo normal. Este tipo de pieles empeora en invierno, ya que el frío y los constantes contrastes de temperatura resecan la piel.

Cómo cuidar la piel seca:
El objetivo para cuidar la piel seca es claro: aportar una mayor hidratación.

Como toda rutina de cuidado, aconseja a tus clientes que empiecen con una limpieza (tanto por la mañana como por la noche) con limpiadores (leches, bálsamos y aceites limpiadores…) que no resequen demasiado.

Podemos exfoliar la piel una vez a la semana. De esta manera, purificaremos la piel, eliminaremos células muertas y mejoraremos la acción de los productos que apliquemos posteriormente.

El siguiente paso es aplicar un tónico que ayude a calmar, tonificar y preparar la piel para el resto de productos.

A continuación, se aplicarán un sérum que contenga activos hidratantes como el ácido hialurónico de alto y bajo peso molecular, Complejo hidratante 72; Ceratonia siliqua… Como estas pieles suelen presentar más arrugas, también es aconsejable un sérum antiarrugas.

Tras el sérum, llega el turno de aportar un extra de nutrición con cremas específicas para este tipo de pieles o con cremas nutritivas de uso nocturno.

Cómo cuidar la piel grasa:
La piel grasa y con tendencia acneica suele presentar un brillo acusado, puntos negros, poros visibles, granos... Al contrario de lo que sucede con la piel seca, es en épocas cálidas cuando empeora su estado. El calor suele provocar un aumento de la producción de sebo, de su aspecto graso, de brillos y de brotes de acné en aquellas pieles que tengan tendencia a él. También los cambios hormonales influyen en la salud de la piel grasa.

Aunque existe la creencia de que este tipo de piel es propia de la juventud, realmente puede mantenerse durante toda la vida. Otra falsa creencia es que estas pieles no requieren hidratación por su aspecto graso. Todo lo contrario, necesitan un aporte de hidratación diaria como cualquier otra piel.

No todo va a ser negativo. Un aspecto positivo de tener una piel grasa es que los signos de envejecimiento (arrugas, flacidez…) tardan más en aparecer. Pero eso no quiere decir que retrasemos su cuidado hasta que aparezcan esos signos de la edad.

Los dermocosméticos que recomiendes a tus clientes con piel grasa deben ser capaces de equilibrar la producción de grasa de las glándulas sebáceas.

Una limpieza profunda, frecuente y delicada (sin emplear fuerza) incluirá un jabón seborregulador, ideal para este tipo de piel.

Conviene exfoliar la piel tres veces por semana.

A continuación, aplicaremos un tónico que ayude a tonificar, cerrar poros y a preparar la piel para el resto de productos.

La textura del sérum, fluida y ligera, es ideal para este tipo de piel. Es importante prescribir aquellos que sean específicos antiimperfecciones que ayuden a mejorar las marcas y tenga acción seborreguladora. El ácido azelaico es un activo perfecto para estos casos.
 
Cómo cuidar la piel mixta
La piel mixta es muy común, seguramente la más habitual entre tus clientes. Suele presentar la conocida como “zona T”: una zona grasa que abarca la frente, nariz y mentón, y una zona más seca alrededor de los pómulos y cuello. Esta característica complica su cuidado, ya que debe encargarse de ambas zonas, tan dispares.

Ya habrás adivinado que empezaremos con una limpieza diaria con un jabón syndet, una mousse limpiadora o agua micelar.

Es aconsejable exfoliar la piel entre una y tres veces por semana.
A continuación, recomienda a tus clientes aplicar un tónico que ayude a calmar, tonificar, cerrar poros y preparar la piel para el resto de la rutina de belleza.

Recomendamos que el sérum sea hidratante y esté formulado sin aceites.

Comenta a tus clientes que empleen una crema-gel o crema ligera matificante para evitar la aparición de brillos.

En todo caso, para todos los tipos de piel, es importante acabar la rutina con fotoprotección. Hay productos específicos para cada tipo de piel. Para mixtas y grasas aconseja fotoprotectores oil free y con texturas ligeras.

Piel sensible
La piel sensible es más fina, frágil, deshidratada y delicada de lo normal. En este tipo de piel, la barrera cutánea no protege suficientemente.

Para la limpieza facial, elegiremos aguas micelares específicas para pieles sensibles formuladas con activos respetuosos como el extracto de algodón.

Para exfoliar la piel, recomienda a los clientes de tu farmacia exfoliantes enzimáticos, que son menos agresivos que los químicos y los físicos. Es aconsejable exfoliar cada dos semanas.

Las pieles sensibles necesitan activos calmantes. Incluye en la rutina de tus clientes con piel sensible un tónico que ayude a calmar, tonificar y preparar su piel para el resto de la rutina.

Después, aplicaremos un sérum calmante e hidratante que no contenga perfumes.

A continuación, será el turno de una crema o crema-gel específica para pieles sensibles, de nuevo, sin perfumes.

Y, por último, la fotoprotección, imprescindible en cualquier tipo de piel, pero en las pieles sensibles, aún más. Hay que protegerla del sol siempre, durante todo el año.